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Viajar, Aprendizajes para construir tejido social


Comunicador Social con énfasis en Comunicación para la Paz y Comunicación-Educación, con experiencia en trabajo comunitario, miembro del equipo de trabajo de RED PANAMAZONICA de COMUNICACIONES Grupo COMUNICARTE- ALER.

“La verdadera comunicación no comienza hablando sino escuchando.

La principal condición del buen comunicador es saber escuchar”

Mario Kaplún

Todo comenzó cuando desde Grupo COMUNICARTE nos articulamos con la Red Eclesial Panamazónica REPAM, allí se gestaban dos asambleas pre-sínodales que tendrían lugar en Florencia, Caquetá y Puerto Inírida, dos lugares a los cuales yo no había ido nunca, pero en los cuales se abriría un dialogo entre indígenas, campesinos amazónicos, afrodescendientes y la iglesia en pro del cuidado de la Amazonia. No era realmente un tema nuevo, ya que desde otras organizaciones como: el Foro Social Panamazónico FOSPA ya se ha ido trabajando, sin embargo, si era la primera vez que la iglesia dispondría su oído para escuchar a los habitantes de la Amazonía para llegar a consolidar una iglesia con rostro amazónico, gracias a la llamada del Papa Francisco en la encíclica LAUDATO SI.


Comunicador Social de Grupo COMUNICARTE


Fue así como, el 3 de septiembre del 2018 me encontraba por primera vez montado en un avión rumbo a Florencia, Caquetá, viajaba de noche, el piloto anunciaba el puesto 3 en la pista de salida, y de pronto me encontraba viendo por la ventanilla la ciudad de Bogotá.



Cuando llegue a Florencia, lo primero que realizamos luego de un profundo descanso fue un taller de Comunicación y Radio en “La onda en la Amazonía” en compañía de Alma Montoya, quien como mi mentora, maestra y modelo a seguir se impartió el taller. Además, en los posteriores días realizamos el cubrimiento de la asamblea, como también algunas entrevistas a representantes de comunidades indígenas, campesinas y de la iglesia.


En el trabajo realizado durante la asamblea, compartí con personas maravillosas, entre ellas las Misioneras de la Vicaría del Sur, quienes con una sonrisa y ni una gota de cansancio que se pudiera percibir en su rostro trabajaban dinámicamente para que todo saliera fenomenal. Aquellas mujeres, entregadas al servicio de su comunidad en Morelia, un pueblo cerca a Florencia se ingeniaban todo tipo de lúdicas para mantener a los participantes activos, pese a los 28 °C que en ese momento se percibían. Yo con una cámara al hombro y un micrófono a la mano registraba cada movimiento, cada uno de los momentos y palabras clave. La gente estaba a gusto, preguntaban acerca de la Red Panamazónica, de REPAM y Grupo COMUNICARTE; estaba feliz de compartirles la multitud de experiencias significativas y el trabajo que hace Grupo COMUNICARTE en su labor edu-comunicativa y por su puesto mi experiencia en el trabajo con ellos.


Pasado un mes, en la primera semana de octubre, nuevamente me vi en un avión, esta vez de día; maravillado con la esplendida belleza de la creación, especialmente del río Inírida, que desde lo alto se veía donde se abrazan dos ríos: uno de agua café que viene de la zona andina y el rió de agua oscura de la amazonia, bordeados por el verde de la selva que aún se conserva pese a la ganadería, el cultivo de palma y la minería a gran escala que afronta la zona.


Río Inírida / Toma Móvil por Andrés Ramos


Llegué el miércoles a la una de la tarde, debido a que primero había llegado a Villavicencio para allí hacer escala Puerto Inírida. Habiendo llegado, descargue mis maletas y posteriormente nos pusimos a trabajar en la organización de la segunda Asamblea territorial Pre-sinodal, la cual se desarrollo en el auditorio Gabriel García Márquez de la UNIMINUTO, quien en colaboración con los docentes pudimos hacer todos los preparativos para el evento.

Asistentes a la Asamblea Pre-sinodal Florencia - Caquetá / Fotografía Andrés Ramos


En el lugar se encontraron miembros de la Iglesia y la población mestiza pero mayoritariamente indígenas, quienes en un dialogo cordial y respetuoso, mencionaban la importancia de que la iglesia pudiera aprender de sus culturas, de sus ritos y sus lenguas para así no entrar a romper con los conocimientos ancestrales que en el tiempo han construido, para así llegar a articular esfuerzos no solo para caminar juntos en una espiritualidad sino también en el actuar frente a las amenazas ambientales que afronta la Amazonia.

Jeroglífico en el Paujil, comunidad de Coco Viejo / Fotografía Andrés Ramos.


Allí, el aprendizaje fue grande, al poder sentarme en la mesa con muchos de los hermanos indígenas, misioneros y hasta obispos; cada uno de ellos, en su amabilidad y confianza me contaban sobre su vida, su trabajo y hasta sobre sus costumbres, que muchas veces se veían confrontadas al ver el cambio del mundo, y que a pesar de ello, en el caso de un hermano indígena Tikuna quién compartió su historia de vida dentro y fuera de la comunidad, comentaba que era necesario transformar algunas practicas culturales por mas ancestrales que fueran, ya que no contribuían a vivir bien y en armonía con la madre tierra, entre esas transformaciones, él hacia referencia a la pesca utilizando pólvora, ya que ésta no solo perjudicaba la reproducción de muchos de estas especies sino también el consumo del agua en la comunidad.


Comunicador Social de Grupo COMUNICARTE


Finalmente, solo me queda por decir que el camino es largo, pero esta lleno de personas que son quienes con sus historias y experiencia de vida contribuyen a que estos sean siempre senderos de aprendizaje y servicio en pro del cuidado de nuestra Amazonía.


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